Cuando leo cómo era China solo 30 años atrás y la
veo ahora me cuesta creer que estemos hablando del mismo país. No creo que haya
un país que se mueva tan rápido, que tenga tantas ansias de crecer y tan
capitalista y consumista como China. Vayas por donde vayas hay algo en
construcción, carreteras, casas, puentes… La carrera por el trono mundial está
en marcha y China es favorita.
China es un país gobernado por EL partido donde los
que están bien colocados y apadrinados quieren que las cosas sigan igual y aquellos
que no, ansían un cambio. Lo cierto es que politiqueo aparte (incluyendo el
asunto Tibet, Xinjiang y Mongolia interior) lo que nos hemos encontrado en
China ha sido un pueblo muy simpático que casi siempre ha estado dispuesto a
ayudarnos, que nos ha enamorado con su comida y enternecido con su amabilidad.
Cosa parecida ha sucedido con los tibetanos, un pueblo fascinante y único donde
la hospitalidad es una palabra sagrada y el coraje una respuesta al duro
emplazamiento en el que les ha tocado vivir.
No todo ha sido de color rosa, por supuesto, pero
eso se olvida, es parte del viaje.
Es una lástima que la comunicación con ellos haya
sido casi inexistente. Incluso con el lenguaje corporal es difícil comunicarse en
China, culturalmente somos tan diferentes… Pero las nuevas generaciones ya no
son tan diferentes, empiezan a hablar inglés y les gusta el estilo occidental.
Sea lo que sea ha sido todo un placer pedalear de
nuevo entre montañas y sentir esa sensación tan especial que se siente cuando
se corona un gran paso.
Ahora vamos directos al desierto y a las estepas de
ese país llamado Mongolia. Del país más habitado del mundo al de menor densidad
de población. Un buen contraste, una buena razón para seguir viajando.
Felicitaros por la calidad de las fotografías, pero también por las descripciones de éstas. No os decimos como nos mordemos las uñas de la envidia.
ResponderEliminarEnhorabuena por el viaje que estáis realizando y nos estáis regalando.
Un abrazo de Aurora y Rubén.