Nos
despediremos poco a poco de los frondosos bosques,
ya que
poco a poco grandes macizos montañosos nos darán la bienvenida. Es un placer
para la vista ver de nuevo montañas nevadas, sentir el silencio de la naturaleza
y la tregua de los camiones
Aunque no es fácil ya que en medio se nos cruza el Daxuenchan Pass, un vía crucis de piedras y arena que hará que sucumbamos ante él…
… a
cambio del más espectacular tramo del trayecto
La escasez de pueblos y vida humana nos dice que vamos adentrándonos en territorios poco tocados por la modernidad. Sin embargo cuando menos te lo esperas eres sorprendido por regalos como este, burbujas de vida en medio del polvo y la solitud
A partir de ahora iremos de valle en valle, de garganta en garganta, casi siempre burlando la difícil orografía siguiendo los cauces de los ríos, donde se asientan pequeños pueblos tibetanos que nos maravillan con sus elaboradas casas
Pero
para ir de valle en valle hay que superar puerto tras puerto. Es en esas largas
subidas cuando más paz se respira, donde uno puede oír susurrar los yaks o sentir
el gélido y cortante abrazo del viento…
…. sabiendo
que al menos en algún momento podrás volar hacia el valle sin pedalear…
La población local hace días que nos saluda con su Tashidelek! y nos deleita con sus ropajes
…
hasta que llegas al centro operativo y de comercio de las tribus Khampas de la
zona: Litang, una de las poblaciones más altas del mundo.
Litang
es una réplica del lejano oeste. Las motos han sustituido a los caballos y
muchos tibetanos y tibetanas parecen traídos de las lejanas planicies de
Norteamérica o Mongolia. Sentimos verdadera fascinación por la vestimenta y
trazas de esta dura gente del Kham.
La
población es extremadamente religiosa. Parece inconcebible un Tibet laico
Litang presume de tener uno de los monasterios más antiguos del Tibet, cuna de 2 Dalai Lamas. No creo que sea un motivo de orgullo… pero aquí lo que se trata es de llenar la barriga y hacer el paripé
La suerte nos ha ido acompañando con el tiempo. Y menos mal. Otros cicloviajeros que nos han precedido las han pasado canutas. Venir en mayo te da más opciones de librar el infierno. Pero hay que tener mucha suerte para esquivarlo siempre. Algo no bueno se mascaba ahí delante cuando íbamos en dirección a Garze…
… y a
4300m las tormentas son primero de granizo y luego de nieve. Y pocas veces
hemos estado tan agradecidos a una ventisca de nieve. Gracias a ella recalamos
en una remota aldea donde fuimos acogidos por una numerosa y hospitalaria
familia tibetana que nos regaló dos días de ensueño
Tras
superar el último paso llegamos a un punto donde los ríos marcan el único
camino posible
Y remontar el río Yalong será el último obstáculo hasta Garze, población invadida por monjes y militares.
En
todo este trayecto desde Shangri La hemos venido solos. Las decenas de entusiastas
ciclistas chinos que nos habíamos encontrado previamente los dejamos atrás.
Ellos iban todos a Lhasa. Hoy en día, desgraciadamente, es imposible viajar de
forma independiente a Lhasa así que preferimos no ir a ir con una agencia
china. El día que abran la prohibición Lhasa será invadida por cientos de ciclistas
extranjeros, que tampoco sé qué es peor…
La
gente de la calle es muy agradable, nos sentimos a gusto y con ilusión por
seguir hasta Xining. Pera esa es otra historia…